Algunos autores atribuyen el carácter heterónomo y la dependencia del comportamiento
de niños y niñas a la sobreprotección, al control excesivo y a las costumbres dominantes
autoritarias por parte de educadores y progenitores. La sobreprotección acentúa las
dudas más que la confianza y, por ende, los educadores deberían favorecer experiencias
en que las niñas y niños se prueben a sí mismo, exploren sus capacidades y destrezas,
prueben los límites y posibilidades. También es necesario permitir que tomen la iniciativa
disminuyendo el sentimiento de inseguridad, vergüenza o culpa que puede generar en
ellos/as la exploración.